miércoles, 8 de junio de 2011

El tiempo y el espacio en las sociedades modernas I (El Control del Tiempo)

     Aviso: son dos entradas más las que proceden a esta (La desterritorialización y la moda). Todas hacen referencia a aspectos sociales de las culturas occidentales "postmodernistas" o más bien postvaciadas y rellenas de postindividualismo y postmateria de mercado... entiéndase el excesivo uso del prefijo "post" como coletilla linguística que reafirma el hecho en como el mercado con su "moda" trata de adelantar el futuro en un presente (en estado de inquietud constante por el cambio). Tres ejes importantes han seguido los analisis desde las ciencias sociales para lograr una aprehensión critica del tiempo y el espacio en la modernidad (Weber, Marx, Thompson, Giddens, Beck, Batjin,...):

1) EL CONTROL DEL TIEMPO

     El control del tiempo y su universalización en Europa entre los siglos XVII y XIX activo en y activado con la revolución industrial y la formación de capitales en régimen de competitividad ilimitada, con la división extremada del trabajo y la racionalización productivista. Los múltiples procesos del control del tiempo afectan al calendario y al horario, a la historia y a la memoria; toman interés extremo por la delimitación de las unidades minimas, por la precisión de las medidas y en las fechas, por los plazos, por la velocidad, por la puntualidad, por la programación, ... El control del tiempo desacralizado y apropiado por los Estados y confiado a la ciencia como valedora, fue universalizado en contornos políticos delimitados y homogeneizado en busca de una universalización funcional para todo el mundo. Habiéndose reducido la incidencia de los cambios estacionales en la vida social y en la vida productiva, cobraron relevancia los periodos cortos y definitivamente los cronometrables. el consenso logrado para el huso horario es su ilustración paradigmática, con un meridiano cero y una línea internacional de cambio de fecha en el meridiano 180º. La tierra dividida en 24 áreas, cada una de ellas con una hora distinta, pero todas sincronizadamente cambiantes. (Se advertirá en los mapas que los husos se apartan a veces de los meridianos para seguir las quebradas líneas de los territorios y los países). La universalización conlleva el desligamiento de los tiempos y los espacios locales, pero se trata de un proceso que en realidad ha afectado tanto a los límites de lo más empecinadamente local como a esa extensión expandida de lo local que se configura por medio de homogeneidades políticas o económias. Pero además la universalización depende de la abstracción, es decir, el tiempo ha sido codificado en un lenguaje abstracto e institucionalizado, una serie numérica, regularizadamente sucesiva e instrumental. Aunque cíclica, porque estrictamente reproduce en segmentos regulares el movimiento de rotación y de traslación de la tierra. Los dos codificadores, los instrumentos de medida y los movimientos de la Tierra son dos modos específicos y bien diferentes entre sí de abstracción, a su modo los dos totalidades espaciales. La metáfora que a veces se usa de "tiempo vacío" es inadecuada. Se supone que indica que se conformó el tiempo solo, como dimensión pura, aunque más bien el "vacío" es la sensación que produce la abstracción.










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